One shots Narusaku

Caminé desesperada. Tropezando con los viejos árboles y destrozándolos a mi paso. Algunas ramas se enterraban en el suelo para no volver a ser vistas. Lo necesitaba. Necesitaba las fuerzas para continuar. Necesitaba verlo.
Seguía buscando con mi mirada. Algún índice de tu rastro, tu presencia o tu simple olor.
Sumida en mis pensamientos, ignoré por completo la sangre que caía de mis inumerables heridas. Pero no sentía dolor por ninguna de ellas. Me ahogaba. Las lágrimas en mi garganta me ahogaban. Y sin saber por qué, también salían de mis ojos, chocando contra el suelo
y conviertiéndose en el única reloj de aquel páramo, que marcaba cada segundo que pasaba.
Caí al suelo. Una retorcida raíz se había enredado en uno de mis pies. Impidiendo levantarme y seguir. Desesperada, reuní las pocas fuerzas que me quedaban y grité con todo mi ser, ya que eso era lo único que me quedaba:
-Devuélvemelo, bastardo!!Devuélvemelo otra vez!-enterré mis uñas en la tierra, humedeciéndola levemente y susurré en un hilo de voz-devuelveme a Naruto...
Divisé en aquella niebla oscura una figura borrosa. Se dirigía hacia mí. A la misma velocidad que la de mis lágrimas cayendo al suelo. Entonces, aliviada, supe que era él. Otra vez.
Torpemente desenterré mi mano de la superficie y la levanté. Observé con tristeza que estaba manchada de tierra, y de una mezcla de agua y un líquido escarlata. Dirigí mis dedos temblorosos hacia su rostro,mucho más pálido a como lo recordaba, y los deslicé por su mejilla derecha, intentando encontrar algo de calor.
Sus ojos observando cada uno de mis movimientos. Tan fríos. Tan opacos. Tan vacíos. Todo él estaba vacío. Coloqué mi otra mano en su mejilla izquierda. Sabía que la estaba machando, pero él parecía no darse cuenta. Fijé mis ojos en sus orbes que antes brillaban y reconfortaban. Ahora me daban escalofríos. Fué entonces cuando
me preguntó sin ninguna emoción aparente:
-Sakura-chan, por qué no siento nada?
Las lágrimas salieron como un torrente de mi ojos. No podía soportar mirarle. Incrédula, como estaba. Junté mis labios con los suyos de forma desesperada. Quería escapar del frío que me comía por dentro. Busqué algo de calidez dentro de su boca. No me sorprendió no encontrarla. Sus labios no opusieron resistencia, pero tampoco me
correspondieron.
No parecía él, no parecía real. Sabía que no lo era.
Dejé de sentir sus labios y me di cuenta de que no estaba. Otra vez. Otra vez había desaparecido. Sólo escuché un susurro en el viento.
-No siento nada...
Mis manos antes en sus mejillas. Ahora otra vez clavadas en el suelo. Miré atrás. Había dejado un rastro. Como un caracol. Pero de sangre y lágrimas. Tenía miedo deshidratarme. Así que puse mis manos en mis ojos. Intentando, en vano, parar la hemorragia de agua que salía de ellos.
Era irónico. Atrapada en un mundo del que no quería salir. En un mundo en el que probablemente moriría de un momento a otro.
Lo había visto incontables veces. Pero necesitaba verlo otra vez. Necesitaba sentirlo. Aunque no fuera real. Aunque nunca volviera a estar a mi lado. Aunque nunca me dijera te quiero.
Cuando volví a abrir los ojos no encontré mi sangre en el suelo. Ni la tierra en mis manos.
Elevé suavemente la cabeza hasta encontrarme con dos orbes rojas que me miraban con compasión. Aquello aumento mi repulsión hacia esa persona. Mi vista estaba borrosa. Pero aún así vi los labios del chico moverse. Y apenas pude oír:
-Estoy cansado de este juego, Sakura. La próxima vez te mataré. Sólo si quieres que lo haga-y añadió una de esas tantas sonrisas arrogantes. Tan comunes en él.
No hizo falta que me planteara aquella oferta macabra. Quería volver a verle. Quería morir en su mirada. Mi cuerpo apenas podía sostenerse. Con un último esfuerzo pude decir:
-Devuélvemelo...por última vez...Sasuke...-me desplomé en el suelo, inerte, después de ver unos intensos iris rojos moverse.
-Mangekyou Sharingan.

Estaba rodeada. Cientos de cuencas vacías me observaban con odio desde el suelo. Sus miembros se esparcían a mi alrededor facilitando mi tropiezo.
Un olor de putrefacción llegaba a mi nariz y me daba náuseas. El chasquido de algo rompiéndose sonó bajo mis pies, y ya era el quinto cráneo que aplastaba.
Eran cadáveres. Yo los había transformado de esa manera.
Noté una mano agarrando mi tobillo y bajé la cabeza. Sus ojos suplicantes me devolvían la mirad. Era un chico. No mayor que yo, al contrario. Incluso podría ser un niño.
Y si era así...cómo es que estaba defendiendo a los criminales más buscados de todo el País del Fuego? Tal vez no le estaba permitido negarse. Tal vez todos aquellos ninjas habían sido obligados
a luchar en esta guerra tan estúpida. Tal vez sus destinos habrían sido vivir con sus familias felizmente, fuera de todo peligro, y no muriendo a merced de mis puños.
Había desgarrado tantas capas negras qu ya me había acostumbrado a verlas destrozadas en el suelo.
Pensé en dejarlo marchar. En dejarle vivir. Hasta que sentí la punta de una katana en mi espalda. Patético. Sin mucho esfuerzo lo levanté del suelo y lo atravesé con mi brazo libre. No quería mirar su expresión.
Él se lo había buscado. Me daba miedo a mi misma. Había manchao mis manos con sangre de cientos de inocentes. Mi cara acababa de ser salpicada por la misma sangre. Estaba bañada en ella y ni una sola gota me pertenecía.
Aún así, estaba sedienta de más. No me quedaban apenas fuerzas. Pero pensar que mis amigos estaban luchando por sus vidas, me forzaba a matar.
Busqué sus zafiros en la lejanía, estaban cerrados. A unos cien metros de mi posición. Totalmente derrotado. Su cuerpo estaba inerte y destrozado. Inumerables heridas cruzaban su cara y en su estómago ya no se podía
distinguir el sello del kyuuby. Ahora lso lideres le rodeaban. El auténtico y el falso. Tobi y Pein. Preparados para la extracción.
La furia m invadió por dentro, como podían ser tan desalmados? Como podían acabar con él sin más? Me dirigí hacia ellos a toda velocidad mientras dejaba atrás pilas de soldados que habían corrido una suerte peor. Por mi culpa.
De repente el poco chakra que me quedaba hizo su aparición por todo mi cuerpo. Un chakra destructivo y letal, pero que curaba. Mis manos, mis brazos, mis piernas...desprendía chakra por cada poro de mi piel. No podía parar.
Los supervivientes de mi masacre se levantaban para impedirme el paso, pero no hizo falta que los golpease para acabar con ellos. Se hicieron pedazos nada más rozarme.
El rinnegan se erguía poderoso ante mi. No le costaría mucho matarme, pero egoístamente me alivió ver que Kakashi se volvía contra él para darme tiempo. Me miró conforme. Sabía lo que iba a hacer.
Sólo tenía chakra para una persona. Naruto y yo éramos dos. Se lo debía.
Un kunai se enterró justo delante mía. A lo lejos podía ver los ojos suplicantes de mi mejor amiga. Sus labios no dejaban de gritar mi nombre. Intentaba avanzar hacia mi. Pero los soldados se lo impedían. Sonreí con tristeza.
Era nuestra despedida y ella seguía tan escandalosa como siempre. Adios Ino.
Al fin tenía la vía libre. Tobi estaba entretenido luchando contra Sai que me miraba con preocupación. Vaya, la única expresión que había esbozado desde que lo conocí...y lo hacía justo ahora.
Me senté a su lado. Ajena a todo lo que nos rodeaba, sólo podía pensar e salvarle. Sus párpados temblaron un poco al abrirse. Él quería vivir, lo notaba, pero sus gestos no decían lo mismo, ya que sus manos me alejaban de él
débilmente gracias a su estado. No tenía fuerzas para decirme nada, ni siquiera era consciente de lo que iba a pasar. Él no podía hablar, pero yo si.
-Naruto...-deslicé mis manos por su pecho, por su rostro, por sus bigotes. Como nunca tuve la oportunidad de hacer. Le estaba acariciando, se sorprendió mucho, y eso me hizo reír. Me recosté delicadamente sobre él. Para no hacerle daño.
Y nuestros rostros estaban a escasos centímetros de distancia-Naruto...sabes que voy a morir verdad?
Él abrió mucho los ojos. Por fin se había percatado de la situación. Con sus brazos me rodeó y me estrechó contra él. Me vi sumergida en sus heridas. Alcé mi vista. Estaba llorando. Sólo lo había visto así en una ocasión. Y ahora estaba
deramando lágrimas...por mi...
-Nunca te he merecido Naruto...sólo déjalo estar- mis dedos recogieron sus lágrimas con cariño y las degusté con cariño. Ese era el sabor del dolor. De mis manos comenzó a emanar chakra verde- Siempre me has protegdio. Has velado por mi. Me
has aniamdo cuando más triste estaba. Me has salvado la vida. Me has querido...
Me picaban los ojos y enseguida cayó agua de ellos.
-Pero yo jamás te di una muestra de cariño. Nunca te di una recompensa por todo lo que habías hecho. Nunca te abracé como lo hago ahora...quería dártelo todo, pero no sabía cómo, lo siento.
Mientras mi chakra nos iluminaba a los dos me incliné hacía sus labios y los probé por primera y última vez. Al principio no fui correspondida, luego sentí como de su inteiror refulgía un sentimiento tan poderoso como el que yo sentía pro él ahora.
Me estrechó con fuerza mientras nuestras labios se iban uniendo cada vez más. No podía respirar y él tampoco. Nos habíamos quedado sin aire, pero aún así seguíamos besándonos.
Cada vez estaba más cansada, me fallaban las fuerzas y me sentía fallecer entre sus brazos. Él había sobrevivido.
Cada vez me abrazaba con más ímpetu, con la vitalidad que yo le acababa de dar. Y yo cada vez sentía menos su aliento dentro de mi. Abrí los ojos y como sospeché, la borrosida los inundó.
No pude evitar desmayarme entre sus brazos. Naruto estaba llorando sobre mi rostro, estaba realmente desesperado. Sus labios seguían sobre los míos y se movían con verdadero terror buscando tal vez algo de vida en mi.
Cuando dejé de sentirlos. Presentí. No podía mirar. Pero presentí que había hecho algo útil al fin y al cabo.
Sasuke ya no podría quejarse nunca más. El único sentido que me quedaba era el del oído. Y sólo me pude escuchar a mi misma:
-Te amo...más que a mi vida...creo...-una horrible sonrisa de tristeza se dibujó en mi rostro antes de perder todo contacto conmigo misma.
Mi nombre es Haruno Sakura. Amo con toda mi alma al chico que está a mi lado, y me acabo de dar cuenta.

Aquella mañana Tsunade nos había mandado a una misión que comenzaba a ser repetitiva...sólo su nombre me da escalofríos...él ya
nos había intentado matar, quien aseguraba que no iba a ahcerlo esta vez? El mangekyou sharingan podría serle útil..sólo si se
cobraba nuestras vidas.
-Sasuke...- mis manos comenzaron a juguetar con las flores silvestres sobre las que descansaba. Estaba acostada y no tenía la mínima intención
de levantarme.-moriré esta vez?
Recordaba perfectamente, que de no ser por la intervención de Yamto, ahora estaría a varios metros bajo tierra...o de ceniza serían mis restos.
Mi mente divagaba sobre las macabras ideas mientras mis ojos se paseaban por el grisáceo firmamento que reinaba sobre mi. De un momento a otro anochecería.
Pero las estrellas no estarían allí para demostrarlo. El cosquilleo de la húmeda hierba contra mi espalda había hecho acto de presencia. Cómo adoraba aquella sensación...
no hacer nada...no pensar en nada...realmente algo nuevo para mi. Tendría que hacerle caso a Shikamaru más a menudo.
Mis párpados perdían la fuerza para sostenerse...y poco a poco...mi vista iba pasando de gris a ngero. Si, me quedé dormida.
Me dió la sensación de que algo se deslizaba sobre mi pelo. Me concentré para sbaer loq ue era. Sus movimientos eran torpes, pero a la vez delicados. Sonreí con dulzura.
Era él, mi él. Me concentré más para conocer el destino de su mano. Pasó de las hebras rosadas a mi barbilla, y de ahí puso toda su atención en mi mejilla.
Los escalofríos de mi cuerpo debieron ser respuesta suficiente, porque una cálida ráfaga de aire llegó a mi rostro. Abrí los ojos para comprobar su cercanía...o saber si simplemente
su existencia estaba a mi lado. Era tan hermoso. Su cabello estaba mojado, auqnue desconocía el por qué. De todas formas la coherencia en mis sueños no solía ser muy común.
Si, era un sueño. Y como en todos ellos el se erguía poderosamente hermoso ante mi. Era un secreto, y mientras vivíamos despiertos, él lo desconocía. Pero aqui, en la profundidad
de mi mente, él era mi inexistente. No era real, pero al menos estaba a mi lado. Yo jamás lo mereceré...y por eso lo llamo ahora y acude a mi. Porque no es real.
Se inclinó y me miró a los ojos con una intensidad que no creía posible. Tal intensidad, que mi cuerpo volvió a temblar con violencia. Sentí el frío y la humedad del aire contra mi piel,
que contribuían a la continuación d emi temblor. Pero también sentí la calidez de su corazón cuando nuestros pechos se juntaron. Y eso que sólo era un sueño. No sabía cómo reaccionar,
mis músculos se habían paralizado, y también mi respiración.
Algo presionó mi frente, corrí a comprobar que era, pero de camino me encontré con sus ojos, escrutando mis pensamientos o tal vez buscando algo. Oh dios, es normal que mi boca se secara,
había entreabierto sus labios y se acercó aún más a mi. Su calidez embriagó todo mi ser y la voz ronca que emanaba me volvió loca:
-Sakura-chan...si sigues bajo la lluvia...enfermarás...- una sensual sonrisa ladeada iluminó su rostro y me hizo aún más vulnerable...pero algo tan inocente como eso disparó mi corazón y le
devolví la mirada desconcertada. Lluvia? Estaba lloviendo? Desde cuando? Como quería que me diera cuenta si todos mis sentidos estaban a su merced? Su cuerpo sobre el mío me brindó una total
vulnerabilidad. Intentaba protegerme? o...intimidarme?...o...
Unos labios ajenos a los míos interrumpieron mis pensamientos. Me estaban llamando. Solicitaban mi respuesta. Acudí fascinada a ellos. Nunca llegué a creer que encajaría tan bien en su perfección.
Cuando pensé que podría desmayarme en cualquier momento algo irrumpió en mi boca sin ninguna educación. Ignoré un abrazo que intentaba unirnos más...esa debía haber sido yo.
Tal pasión desprendía su beso que parecía querer pronunciar palabras a traves de mi misma.
A pesar de todo noté que me faltaba algo...ah si, el oxígeno. No me importaba prescindir de ello, aunque él reaccionó antes que yo. Separándose con desgana y necesidad de respirar. Su rostro volvió a quedarse a centímetros
de distancia. Todo aquello me había dejado en un estado vergonzoso. Mi cabello estaba desperdigado a nuestro alrededor, enredándose con las briznas sobre las que estábamos. Seguramente mis mejillas
no tendrían su color habitual y mi ropa estaba descolocada...auqnue no más que mis propios latidos. Miré a un lado y pude comprobar que no solo mi cabello nos rodeaba. La lluvia era tan fuerte
que incluso había charcos, y estaban siendo bombardeados por las gotas. Alguna salpico mi rostro. Me detuve a observar como se unían en aquel cúmulo de agua estancada.
Como los unía la lluvia. Al cielo y la tierra. Como nos unía a nosotros.
Escuché un suspiro y esta vez no era yo. Su proximidad estaba despareciendo. Frío. Me moría de frío tanto mi cuerpo como mi ser. Necesitaba ser amada. Necesitaba al único que podía hacerme sentir así.
Levanté mi mirada y me encontré con uno szafiros tristes que cada vez estaban más lejos.
-Los siento, Sakura-chan...-me fijé en la vibración de su cuerpo. Estaba temblando. Como yo. Y me perdía perdon..como...un momento..qué?- No pude evitarlo. Te habías quedado dormida y yo sólo quería mirarte...
pero no pude controlarlo, yo...
-Sh....-me sorprendí presionando uno de mis dedos contra sus labios. Que podía perder?- Se que esto no es real...y tal vez despierte en cualquier momento. Pero como te he dicho en mi sueño anterior y todos los
que le precedieron. Te protegeré, te abrazaré- me arrimé todo lo que pude aún estando sentados y me aferré a su cuerpo- te besaré- mis labios rozaron los suyos con timidez. Apoyé la cabeza en su pecho, avergonzada-te querré con todo mi corazón.
Como estos últimos años. Uniré mis manos con las tuyas-entrelacé nuestros dedos-. Te daré todo de mi. Nada podrá hacerte daño...yo estaré ahí. Déjame proteger tu corazón...Naruto...
Levanté mi cabeza esperanzada para conocer el efecto que habían tenido mis palabras sobre él. Así como estábamos, sentados el uno al lado del otro. Teniendo nuestros ojos como único reflejo de nosotros mismos.
Los míos avergonzados. Los suyos...brillantes, ardientes,cristalinos...tan...
Otra vez volvió a interrumpir mis pensamientos...por qué no dejaba de interrumpirme? Volviendo a nuestra posición anterior el se recostó sobre mi con rapidez. Me miró con aquella intensidad tan increíble. Luego sus labios estallaron
contra lso míos. Muchas cosas se habían unido en nuestras bocas. Pero sobretodo...lo maravilloso de estar con la persona a la que más amas en este mundo. Buscamos oxígeno en los pulmones del otro con los labios juntos.
Sus besos recorrieron cada centímetro de mi piel. Sus manos acariciaron cada parte de mi. A veces respondía con un extraño sonido intentando tal vez, frenar el placer que sentía...él los llamaba gemidos.
Aquella noche nos hicimos uno con la lluvia a nuestro alrededor. El cielo y la tierra. Aquella noche desperté de una pesadilla para sumirme en una eternidad de la que no querría salir nunca.
Nos miramos a los ojos, y nos prometimos protegernos hasta la muerte. Los dos en la más alta de las glorias. Nos amábamos...ni yo misma sabía que podría ser capaz de amar tanto.
-Sakura-chan...puedo asegurarte una cosa. Esto no es un sueño.